El 27 de abril de 2003 fue el comienzo del triunfo.
Argentina necesitaba un tiempo distinto y nadie lo representaba mejor que Néstor.
Néstor fue un hombre que se expresaba diferente y que gobernaba diferente, fiel a sus convicciones e impecable en su gestión.
En tiempos como el que vivimos, su legado en favor de la igualdad de oportunidades nos guía.